Matías Giménez, volante de Olimpia. - Ampliar -
Perfil. Casado con Verónica Zaccino. Dos hijos. Malena (7 años) y León (3). Abuelos. Desiderio Giménez y Faustina Acevedo. Carrera. Debutó en Tigre de la Argentina.
Por Juan V. Duarte
Al primer minuto de hablar con él, uno se da cuenta de su sencillez y humildad. Llegó a Olimpia en un momento tremendo del equipo (semifinales de Copa) y se adaptó al toque, como si hubiera jugado toda la vida en la Franja. Es que Matías Alejandro Giménez (Apóstoles, Misiones-Argentina, 23 de diciembre de 1984, 28 años) no lo pensó dos veces cuando lo llamaron. Hoy, en esta nota con Crónica, nos habla de su trayectoria y de las grandes dificultades para abrirse paso por la puerta grande en el fútbol.
– Yo empecé a jugar a los 16 años. Como soy de Misiones (Argentina) viajé a Buenos Aires para ir a probar a Boca, pero me descartaron y posteriormente se dio la posibilidad de ir a Tigre y Huracán. Por la mañana fui a Tigre y me tomaron. Estuve un año en las inferiores, reserva y a los 17 años ya estaba debutando.
– ¿Que tal te fue ahí?
– Muy bien, por suerte tuve la oportunidad de ascender con Tigre al Nacional B. Ya después se me dio la posibilidad de ir a Boca por dos años y medio. Jugué poco y un año fui a préstamo a San Lorenzo y Belgrano, seis meses en cada equipo. Cuando quedé libre de Boca, fui a Huracán hasta que finalmente se dio lo de Olimpia.
– ¿Pensaste mucho para venir?
– No dudé en venir, a pesar de tener que dejar a la familia, a los chicos que iban al colegio y los buenos amigos. Pero sabía que venía a un equipo importante en todo sentido.
– ¿Antes de jugar, pasaste necesidades?
– Y sí, porque vengo de una familia muy humilde. Yo crecí con mis abuelos. Mi abuelo trabajaba en una fábrica de molino de arroz y mi abuela lo hacía en casa de familia. Yo tenía que rebuscarme y me hice canillita vendiendo periódicos en mi ciudad (Apóstoles) que crecía mucho por esa época.
– ¿Te recibieron bien en Paraguay?
– Sí, imaginate, vine a este país, y el trato que me dieron y que recibí fue impresionante. En Argentina no te tratan tan bien como acá. Incluso a mi familia, cuando vinieron acá para las semifinales, les sorprendió. Mi mujer me decía que la gente es muy respetuosa. Allá en Buenos Aires, la gente es más sacada.
– ¿Qué sentiste tras perder la final de la Copa Libertadores?
– Ufff... fue como si hubiera perdido algo eternamente. Lloré mucho porque tenía una gran responsabilidad pero gracias a los compañeros ya pude dar vuelta a la página. Eso es lo bueno del fútbol, que al día siguiente ya te da revancha.
– ¿Que fue lo más lindo que te dio el fútbol en este tiempo?
– Lo que te conté de venir a este país, por la gente y haber jugado en Boca, junto con futbolistas asombrosos como Román (Riquelme), Palermo...
– ¿Y qué te dice la hinchada de Olimpia?
– Y es impresionante también, acompaña mucho y es una motivación extra, por sus cantos, por todo su aliento y la euforia que transmite. Yo creo que no tiene nada que envidiarle a ninguna de las mejores hinchadas del mundo.
– ¿Tenés cábalas?
– No, no creo en esas cosas.
– ¿Sos hincha de...?
De Boca.
Solito. Giménez vive solito en nuestro país. Su familia (esposa e hijos) reside actualmente en Buenos Aires.
Román impresiona. Cuando se le pregunta por algún ídolo, Matías no duda en citar a su ex compañero e ídolo de Boca, Juan Román Riquelme. “Es el jugador que más me ha impresionado, es de esos jugadores que de la nada te saca un pase y te deja solo frente al arquero. Es lo que pasa con jugadores como él, Ronaldinho, Zidane...son únicos, con una visión del juego bien definidos, muy rápidos mentalmente. Fue un privilegio jugar con él”.
Llegó a pasar hambre por andar tras la pelota
– ¿Cuál fue tu momento más difícil en el fútbol?
– Y fue cuando estaba empezando en Tigre, en Buenos Aires. No tenía para comer. Me levantaba a las cinco de la mañana para viajar tres horas y entrenar desde las nueve, con el estómago vacío. Pero después mejoró cuando fui a trabajar a una pizzería en la localidad de San Fernando. Me conseguí un departamento y comía pizza hasta por las dudas, jajajaja.
– ¿En que momento comenzaste a ganar dinero en el fútbol?
– En Tigre, cuando le dije al técnico Caruso Lombardi que quería vivir del fútbol. Le dije que si no me iba a tener en cuenta que me lo diga, que si era así me volvería a Misiones. Felizmente él me dijo que iba a hablar con la gente del departamento de fútbol. Así se dio, me hicieron el primer contrato y ya pude ganar un dinerito.